11 | 2020

Ce volume est composé de deux dossiers thématiques.

Le premier dossier recueille des contributions consacrées « À la recherche du dénouement : théâtre, poésie, roman, conte, cinéma ».

 Les articles présentés dans la seconde section reprennent quelques-unes des interventions présentées lors de la Journée d’étude « José Moreno Villa en su exilio mexicano, ochenta años después », qui s’est tenue au Mont-Saint-Aignan le 18 novembre 2019. À l’occasion du 80eanniversaire de l’exil de 1939 et dans le cadre de la Série internationale des rencontres « Ochenta años después », organisée par la UAB (Barcelone) sous la direction de Manuel Aznar Soler (Grupo de estudios del Exilio literario / GEXEL), cette Journée s’est centrée sur la présence et l’actualité de l’œuvre de Moreno Villa, notamment sa production en prose (écriture autobiographique, essai, œuvre journalistique, correspondance) dans son évolution au sein des réseaux intellectuels instaurés en Amérique par les républicains espagnols.  

José Moreno Villa, México, 1939-1955

José Moreno Villa en el Colegio de México

Alessia Cassani


Résumés

Dans plusieurs textes autobiographiques (autobiographie, annotations, articles, lettres), José Moreno Villa a souligné que le fait qu’il se soit exilé précisément au Mexique a été la conséquence tout à fait imprévue de ses rapports d’avant la guerre avec des intellectuels mexicains, ainsi que de la politique vis à vis des exilés espagnols de ce pays, et non pas d’un choix conscient. Malgré tout, son accueil dans la Casa de España (appelée plus tard Colegio de México) s’est averé fondamental dans l’évolution de sa personnalité et de sa production artistique. Par ailleurs, grâce à l’impulsion de certaines figures-clé de cette institution, Moreno Villa a pu se consacrer à l’étude de l’art et de la culture mexicaines ; ce qui lui a permis de redecouvrir son identité nationale espagnole, mais aussi de reconnaître son adhésion culturelle à la nouvelle patrie mexicaine, jusqu’à affirmer: « Cela fait seize ans que je suis en train de devenir mexicain ».

En varios escritos autobiográficos (autobiografía, apuntes, artículos, cartas), José Moreno Villa subraya cómo el exiliarse precisamente en México fue para él algo casual, fruto de las relaciones que tenía antes del exilio con intelectuales mexicanos y de la política acogedora de este país, más que de una elección consciente. Sin embargo, a pesar de no haber elegido su nueva patria, el hecho de ser acogido en la Casa de España (luego Colegio de México) resulta fundamental para la evolución de su personalidad y de su producción artística. Además, gracias al impulso de algunas figuras clave de esta institución, Moreno Villa se dedicó al estudio del arte y de la cultura mexicanas, lo que le permitió, por una parte, descubrir su propia españolidad, y por la otra, también reconocer su adhesión cultural a la nueva patria, hasta afirmar: “estoy siendo mexicano desde hace dieciséis años”.

Texte intégral

No vinimos acá, nos trajeron las ondas.
Confusa marejada, con un sentido arcano,
impuso el derrotero a nuestros pies sumisos.

Nos trajeron las ondas que viven en misterio.
Las fuerzas ondulantes que animan el destino.
Los poderes ocultos en el manto celeste1.

1Con este poema póstumo, José Moreno Villa pone en evidencia el carácter inescrutable del destino del hombre y cómo la voluntad de cada uno a menudo resulta ineficaz frente a las fuerzas oscuras que rigen nuestros destinos. El poeta se refiere al hado, a poderes ocultos, a fuerzas misteriosas y arcanas (las cursivas son mías) que lo empujan a salir de su contexto habitual:

Teníamos que hacer algo fuera de casa,
fuera del gabinete y del rincón amado,
en medio de las cumbres solas, altas y ajenas.
[…]
Era dulce vivir en lo amoldado y cierto,
con su vino seguro y su manjar caliente,
con su sábana fresca y su baño templado.

2El entorno vital madrileño de Moreno se configura en estos versos casi como un moderno locus amoenus donde cada cosa está en su lugar, la iteración del posesivo subraya cómo el poeta tiene todo lo que necesita en una vida que describe como amoldada y cierta. Efectivamente, la vida precedente a la guerra civil es para Moreno Villa una suerte de rutina amada y dulce, una fuente de tranquilidad muy propicia para la creación artística donde “El libro iba saliendo, el cuadro iba pintándose” (cursiva mía), la vida corría sin sobresaltos, “Era normal la vida: el panadero, al horno, / el guardián, en su puesto; en su hato, el pastor, / en su barca el marino, y el pintor en su estudio”. Sin embargo, el destino decidió acabar con la tranquilidad del poeta y del resto de los españoles. Una pregunta (recurso retórico muy utilizado por Moreno) rompe la fluidez de los versos precedentes, así como el destino desbarata la cotidianidad del país, descolocando su orden:

¿Por qué fue roto aquello? ¿Quién hizo capitán
al mozo tabernero y juez al hortelano?
¿Quién hizo embajador al pobre analfabeto
y conductor de almas a quien no se conduce?

Fue la borrasca humana, sin duda, pero tú,
que buscas lo más hondo, sabes que por debajo
mandaban esas fuerzas, ondulantes y oscuras,
que te piden un hijo donde no lo soñabas,
que es pedirte los huesos para futuros hombres.

3La acomodada y fácil vida madrileña de José Moreno Villa, que fluía con naturalidad y sin causar preocupaciones, se ve violentamente interrumpida por unos poderes ocultos. “La borrasca humana”, la guerra, rompe la rutina y confunde las rutas, metiendo al poeta en algo inesperado, es decir su vida en México, y haciendo que justamente en esa tierra él deje su semilla, su continuación, su hijo.

4Unos meses después de estallar la Guerra Civil, el Gobierno de los Estados Unidos de América, gracias a una señalación del lingüista Tomás Navarro Tomás, propone a Moreno Villa un viaje de propaganda cultural en los EE.UU. como delegado del Gobierno de la República. Moreno Villa acepta, a pesar del “presentimiento de que el separarme de España iba a ser definitivo”2. Expone en los locales de la embajada española sus Dibujos de la guerra, litografías realizadas durante su estancia en Valencia (donde la República había trasladado a los intelectuales en 1936) y empieza a ofrecer charlas en varios centros y en la Universidad de Princeton, donde vuelve a exponer sus dibujos.

5Allí recibe dos cartas. Una del embajador español Fernando de los Ríos y otra de Genaro Estrada, intelectual y diplomático mexicano que había conocido en Madrid. Ambas cartas le anuncian su traslado a México, donde según Estrada podrá encontrar un ambiente cultural más favorable. Moreno Villa interpreta este cambio de país como una intervención más de esas fuerzas misteriosas que estaban decidiendo su destino: Dejaba Norteamérica con cierto fastidio. Me hubiera gustado vivir allí, entre buenos museos, buenas bibliotecas, gente respetuosa y un nivel de vida material suficientemente elevado. Pero el misterio, valiéndose de Genaro Estrada, me llevó a otro sitio3.

6El escritor, periodista y político mexicano Genaro Estrada había sido embajador en España y conocía muy bien el mundo cultural de la península4. En su carta a Moreno Villa del 26 de marzo de 1937 exhorta a su amigo con estas palabras:

Ya es tiempo, amigo mío, de que venga Usted. Aquí encontrará usted la España en paz. Lo supongo movilizado allí como podría estar en Budapest. Aquí es otra cosa: ambiente, comprensión, simpatía para el momento en que vive España. Estoy seguro de que aquí sería más provechosa para la causa la estancia de usted: conferencias, ambiente, simpatía, calor fraternal, entendimiento inmediato. Sería suficiente la conversación. Con que: ¡sus!: a nosotros. Convenza usted a quien corresponda; hable con de los Ríos y a México. Hallará su rincón de la calle del Pinar, su chopo aquél y su medio habitual […]5

7Para convencerlo, Genaro Estrada hace hincapié en el calor humano (que por otra parte su misma carta desprende abundantemente) y en el hecho de que Moreno vaya a encontrar en México “su rincón de la calle del Pinar”, es decir su cuarto en la Residencia de estudiantes. Sabemos por su autobiografía la importancia que tiene para él la búsqueda de un cuarto tranquilo para trabajar: “Mi destino [...] era vivir en lo inestable. Buscar el cuarto a propósito para una vida de concentración y hallarme siempre como bajo un mandato de salida”6.

8A su “cuarto” está ligado su trabajo y su vida interior que se expresa en ello. Dirigiéndose directamente a su hijo en la última parte de su autobiografía Vida en claro afirma: “Toda nuestra labor exterior depende del cuarto, se fragua en él. Y toda obra exterior tiene en él repercusión. Un cuarto, hijo mío, es el mundo; para mí, tres: el de la historia, el de la pintura y el de la poesía”7.

9Por eso la referencia de Genaro Estrada al lugar adecuado para trabajar resulta acertada.

10Las perplejidades iniciales de Moreno, debidas también a la duda de que el gobierno español no le conceda la posibilidad de trasladarse, se disipan gracias a la labor que Genaro Estrada lleva a cabo, poniéndose en contacto con las autoridades de la República. El poeta le escribirá comunicándole su gratitud: “Querido amigo Estrada: Ya estoy como quien dice en México y por obra suya. Recibí su carta en Princeton y, al día siguiente, me comunicaron desde Washington la orden de traslado que me mandaba el gobierno”8.

11Después de su traslado a México, además, el intelectual mexicano ayuda a Moreno Villa encontrándole colaboraciones con revistas y periódicos e introduciéndolo en círculos de intelectuales latinoamericanos. En cuanto se funda la Casa de España en México, el poeta malagueño entra a formar parte de ella.

12La historiadora Clara Lida, en su libro La casa de España en México, recuerda que: “Al fundarse la Casa de España ya se encontraban en México tres de sus miembros, y de ahí en adelante todas sus labores irían por cuenta de ella. Estos eran Luis Recaséns Siches, León Felipe y José Moreno Villa”9.

13La Casa de España en México10 se funda el 20 de agosto de 1938 con la intención de acoger a los intelectuales españoles exiliados de la guerra civil y darles la posibilidad de continuar su labor de investigación y en algunos casos de enseñanza.

14En sus primeros años de vida la Casa está dirigida por un “Patronato” presidido por Alfonso Reyes, escritor que ha transcurrido largos años en Europa con cargos diplomáticos y que conoce muy bien España, habiendo trabajado en el Centro de Estudios Históricos de Madrid durante años. Además, había conocido y tratado a los autores de la Generación del 98, y también a Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset, a los de las tertulias del Pombo, presididas por Ramón Gómez de la Serna. También forman parte del Patronato de la Casa de España en México el historiador Daniel Cosío Villegas, como secretario, y Eduardo Villaseñor, subsecretario de Hacienda.

15Según cuenta Clara Lida, los miembros del Patronato, a la hora de empezar su proyecto de acogida, se interrogaron sobre cómo los intelectuales mexicanos recibirían a sus colegas españoles. Había que evitar que se produjera envidia y en este sentido todos los miembros de la Casa representaban un riesgo, al tratarse de intelectuales españoles apreciados. Sin embargo, a pesar de su renombre, Díez-Canedo y Moreno Villa eran excepciones. El primero porque su especialidad, la crítica teatral, que según las palabras de Cosío “no había llegado a ser en México una especialidad reconocida”11. Moreno Villa por sus dotes humanas y también por no tener un perfil intelectual definido. Como recuerda el mismo Daniel Cosío Villegas en sus Memorias, “Pepe Moreno Villa era simpatiquísimo, buen narrador de historias e historietas pero también con una ubicación intelectual poco clara, que no se ajustaba a los cánones conocidos aquí, pues su carrera profesional era la de archivólogo, que no pensaba ejercer aquí”12.

16De todas formas, los temores desaparecieron cuando los miembros de la Casa de España empezaron a tener, todos ellos, un gran éxito intelectual con publicaciones, cursos académicos, cursillos abiertos a todos, exposiciones, etc…

17En diciembre de 1940 se funda el Colegio de México, que sustituye a la Casa de España. Por cuestiones económicas, muchos miembros de la Casa quedaron sin contrato y tuvieron que pasar a otros centros mexicanos, quedando en el colegio sólo doce de los antiguos refugiados miembros de la Casa de España13. Entre ellos, estaba José Moreno Villa.

18La relación con esta institución, pues, es estrecha y fecunda. A lo largo de su historia, el Colegio de México atraviesa por períodos de dificultad económica, por una reorganización, y sin embargo siempre conseguirá brindarle al poeta malagueño lo necesario para su subsistencia y para poder trabajar, expresar y desarrollar su talento.

19Unos años más tarde, en algunos artículos aparecidos en periódicos mexicanos, José Moreno Villa dedicará unas páginas a los miembros del Patronato. Efectivamente, entre las actividades que Moreno Villa desarrolla en México hay que señalar la escritura de artículos sobre recuerdos y amistades presentes y pasadas, españolas o mexicanas. Escritos con estilo desenfadado y ameno, son a menudo reflexiones personales, opiniones sobre personajes o hechos famosos, como para completar y ampliar su autobiografía Vida en claro (1944). Casi todos están escritos a partir de 1950 y hasta 1955, año de su muerte, y en muchos de ellos, a pesar del tono coloquial y a veces irónico, se nota una tendencia nostálgica, una necesidad de recordar y colocar en la memoria lo bueno del pasado. La mayoría de estos artículos se publicaron en el periódico Novedades-México en la cultura en 1950 y en El Nacional entre 1950 y 1954. No parece casual que entre los primeros retratos que el poeta propone a sus lectores estén los de Eduardo Villaseñor, Alfonso Reyes y Daniel Cosío Villegas, es decir, los miembros del patronato de la Casa de España en México, que él define “amistades valiosas”14. Sobre el primero, también uno de los fundadores del Fondo de Cultura Económica, escribe en un artículo publicado en México en la cultura y sucesivamente recopilado en Nueva Cornucopia, en el cual destaca el carácter universal y cosmopolita de Villaseñor, cosa que lo une a Alfonso Reyes y Cosío.

20De Reyes subraya las inmensas dotes humanas e intelectuales, y el hecho de que “Desde este momento, Alfonso es mi superior jerárquico por su función de presidente de la desaparecida Casa de España y luego en el Colegio de México. Tal jerarquía no desniveló nuestra amistad. Ella se mantiene sobre carriles firmes, sobre afinidades y vocaciones invariables”15.

21Moreno Villa reflexiona sobre la figura de Reyes en comparación con la suya, reconociendo que a pesar de ser un intelectual mucho más brillante que él, Alfonso Reyes no le produce envidia (sentimiento que por otra parte no le pertenece). En el artículo sobre Daniel Cosío Villegas, “el más britanizado” entre sus amigos, que se publica el 24 de septiembre de 1950, Moreno Villa revela algunos particulares que acaba de conocer sobre la labor mexicana para traer a los intelectuales españoles a México.

22Cosío Villegas se encontraba en España cuando estalló la guerra civil y

Comprendiendo que la floreciente labor intelectual hispana iba a quedar en suspenso durante años tal vez, inició las gestiones para que México absorbiera al mayor número de investigadores. Le escribió a don Luis Montes de Oca, quien como director del Banco de México era miembro gubernamental; le remitió una lista de nombres para que Genaro Estrada, como gran conocedor de nuestra gente, señalase los que podrían hacer una labor más útil en México, y así fue llevada la cuestión hasta el general Cárdenas. Yo conservo cartas de don Ramón Menéndez Pidal, de Juan Ramón Jiménez y de otros que Genaro quiso traer aquí. Genaro no me descubrió todo el tejemaneje que se traían, pero me di cuenta de lo que después me confirmaron las cartas de Cosío Villegas. / Yo fui el primer español de la lista que pudo disfrutar del acogimiento mexicano, y esto por la sencilla razón de estar más cerca, en Washington16.

23Moreno Villa declara entonces que se enteró de la complejidad de esta labor solo mucho después, gracias a una pregunta directa que le hizo a Cosío. En tantos años de amistad, el secretario del Colegio de México nunca había hecho alarde de esta trascendental labor de “traída de españoles”: “Este recato, esta prudencia exquisita de Daniel, de Genaro y de Montes de Oca no es sólo de diplomáticos, es de mexicanos, y no puedo decir que sea en ellos herencia española”.

24La gratitud de Moreno Villa hacia estos amigos mexicanos y su fundamental labor cultural es total:

Cuando pienso en esto, me digo que salvando al prójimo se salva uno también. Los intelectuales mexicanos como Reyes, Villaseñor y Daniel Cosío facilitaron nuestro desenvolvimiento intelectual, pero nuestro esfuerzo se convierte en esfuerzo mexicano. Yo no sé qué hubiera sido de mí sin las facilidades editoriales y el estímulo que me prestaron estos tres grandes amigos17.

25Esta reciprocidad de ayuda parece evidente analizando el trabajo de Moreno en el Colegio de México. Leyendo los documentos y las cartas entre él y los miembros del Patronato, especialmente Alfonso Reyes, en calidad de presidente, conservadas en el Archivo Histórico de Colegio de México, se entiende muy bien el significado de las expresiones usadas por Moreno Villa: “facilidades editoriales” y “estímulo”. Por ejemplo, con una carta del 5 de octubre de 1939 Alfonso Reyes, por encargo del Patronato, le pide que escriba algo sobre arte. En una misiva de poco después, el 25 de octubre de 1939, muy formal, Alfonso Reyes anuncia a Moreno Villa que la Casa de España en México quiere renovarle el contrato otro año más: “Junto con su respuesta escrita, y en caso de ser afirmativa, agradeceré a usted se sirviera someter al Patronato un programa de trabajos para el año entrante que en términos generales sería el siguiente…”. Y Reyes le pide un trabajo de investigación sobre las artes plásticas mexicanas, una exposición de sus nuevas pinturas y una obra para publicar18. Curiosamente, Moreno Villa no contesta y el 21 de diciembre Alfonso Reyes le manda una copia de la carta preguntándole si su falta de respuesta se debe al hecho de no querer seguir en la Casa. Al día siguiente Moreno Villa contesta aceptando y declarando que entregará una obra para su publicación, continuará investigando sobre pintura colonial y expondrá las pinturas hechas en 1939.

26Por una carta de Alfonso Reyes a Moreno, fechada el 13 de abril de 1940, sabemos que el poeta no ha indicado cuándo va a entregar su libro sobre arte mexicano para la publicación: “parece llegado el momento de que se sirva usted indicarnos, con toda la aproximación posible, la fecha en que podría usted entregarnos la obra que de meses atrás nos tiene ofrecida sobre algunas investigaciones de arte mexicano”19. Leyendo las cartas que el poeta intercambia con el director del Patronato, se entiende bien en qué consiste el estímulo intelectual que Reyes le brinda, pero también el orden y la programación que hacen posible una labor intelectual tan rica y variada como la de Moreno Villa.

27El 24 de junio, al cumplirse un año de su entrada al país, con una carta al Director General de Población, José Moreno Villa pide la renovación de su residencia y al mismo tiempo pide que se le reconozca la calidad de inmigrante definitivo: “Fundo esta petición en el hecho que soy miembro de la Casa de España en México en la cual desempeño una misión científica no sujeta a plazo determinado”20. El hecho de pertenecer a la Casa de España hace que empiece a arraigarse en el país.

28Con una epístola fechada el 29 de octubre de 1940 Alfonso Reyes, que abandona su formalismo y se dirige a él llamándole “mi muy estimado y fino amigo”, anuncia a Moreno Villa la disolución de la Casa de España y el nacimiento del Colegio de México, confirmándole el compromiso que la institución tiene con él hasta el 31 de diciembre de ese mismo año.

29En diciembre de 1940 una carta de Moreno Villa a Alfonso Reyes refleja el entusiasmo que caracteriza la labor del poeta en el Colegio. Sin necesitar invitaciones, Moreno escribe una lista de “propósitos” para el año sucesivo: “Tengo la convicción de que una tarea como la propuesta será fecunda para [la] Historia de las Artes en México, pues de ese Archivo podrán salir mañana muy diversas e interesantes investigaciones” y sigue: “Por lo pronto, como verá, me propongo, como tema central, La Escultura Mexicana en los tiempos coloniales. Confío en que, si la presentamos bien, con buenos grabados y mejor selección, dará una sorpresa al mundo que se ocupa de estas cosas”. Sigue un anexo con los trabajos que propone al Colegio de México para el año 1941: 1. Un fichero fotográfico (archivo de fotografías artísticas) 2. Empezar por la escultura colonial metropolitana 3. Indispensables dos jóvenes colaboradores 4. Un local del Colegio de México.

30El 19 de marzo de 1941 Alfonso Reyes le pide noticias sobre el estado de su trabajo y que siga mandando informes mensuales.

31En febrero de 1942, debido a recortes del presupuesto concedido por Hacienda, le bajan el honorario y le comunican que a partir de finales del año no se podrá renovar su contrato.

32Sin embargo, esta previsión no se realiza y la institución de alguna manera consigue siempre garantizarle una renta y unas actividades culturales.

33El Colegio de México es su seguridad económica y al mismo tiempo su aliciente para seguir investigando. La relación con esta institución y con el país en general lo empuja a reflexionar sobre la esencia de lo mexicano y —por comparación— de lo español. Y su personal colocación entre estas dos esencias: “Si alguien me preguntase con severidad cuál es mi ser ahora, ateniéndome a la interpretación que Heidegger da de ser, contestaría: ‘Estoy siendo mexicano desde hace dieciséis años’”. No se siente mexicano, no lo es. Y sin embargo su ser se está modificando, adaptándose al nuevo contexto, como subraya el uso de la perífrasis con estar, verbo de la inestabilidad, de la transformación. Y su transformación en mexicano evidentemente no queda desapercibida, ya que, como comenta Humberto Huergo Cardoso, “No deja de sorprender que sin ser filósofo ni mexicano, los principales filósofos mexicanos del momento —Samuel Ramos, Emilio Uranga, Leopoldo Zea y Jorge Carrión— lo consideran una especie de precursor del análisis existencial del “ser” nacional y lo incluyeran en la prestigiosa colección México y lo Mexicano de la editorial Porrúa y Obregón”21.

34Por su parte, Moreno Villa explica qué significa para él el “ser” mexicano en algunas publicaciones: Cornucopia de México (1940 y 1952), La escultura colonial mexicana (1942), Lo mexicano en las artes plásticas (1948).

35Sobre México, declara que “todo lo hecho por mí en México obedece al deseo de entenderlo, de penetrar en su ser a mi modo”22. Lo que no significa que se sintiera integrado en la sociedad mexicana. Es más, como inmigrante español, se siente “como el judío en la Alemania pre-nazi”:

La preocupación más arraigada en México es la del mestizaje, con la derivación lógica y dolorosa del odio al hispano, al gachupín, al íbero. Yo no digo que este odio se manifieste agresivamente a toda hora y en todo lugar, pero asoma de mil modos; asoma lo suficiente para que el español se sienta como el judío en la Alemania pre-nazi. Tenemos, pues, en el ser trasplantados un ser que no solamente ha perdido su tierra y demás, sino que ha de alentar y sostenerse bajo una especie de estigma. Somos los vástagos de Cortés, y esto es suficiente para vernos como indeseables. El problema es de un interés enorme. Me atrae. Mi hijo es mestizo, y yo no quiero que mañana reniegue de mí, ni que sufra en su alma un desdoblamiento pernicioso23.

36La cita está tomada del cuarto de una serie de artículos titulados “Monólogos migratorios. El trasplante humano” y publicados en El Nacional de México en 1951. En ellos Moreno participa en el debate, bastante vivo entre los refugiados, sobre la terminología más apropiada para definir a los exiliados en México. No cabe duda de que el término más afortunado y al mismo tiempo controvertido sea el “transterrados” acuñado por José Gaos. Mientras los exiliados reflexionan sobre su situación, algunos intelectuales que se han quedado en España también dan su opinión sobre los que han salido del país. Es el caso de Gonzalo Torrente Ballester y sucesivamente del ensayista y filósofo José Luis López Aranguren, que, en 1953, escribe:

Entre los emigrados hay algunos, los menos, para quienes la expatriación no ha creado otro problema que el económico de la subsistencia el mismo Moreno Villa, y aún ni eso, por ejemplo, Madariaga. Son, para emplear la propia expresión de Moreno Villa, los hombres de tipo internacional. En su autobiografía nos cuenta que, en una ocasión, le dijeron que parecía más inglés que español, a lo cual contestó leyendo un poema titulado: ¿Por qué no es el mundo mi patria? Indisputablemente, un hombre de este modo de ser no puede decirse de ninguna manera que escriba desde su situación de expatriado. La españolidad aquí es un mero accidente24.

37Este artículo recibirá una respuesta de parte de algunos intelectuales del exilio25 y otra, rabiosa, de José Moreno Villa en El Nacional:

Juzgue usted de mi españolidad, niéguemela, pero después de conocerme. Y le digo más: aun después de conocerme por los escritos, le faltarían datos para apreciar lo que ella pesa en mi conducta, en mi ser todo […] Lo que ocurre o puede ocurrir es que mi españolidad es de las que a usted no le gustan. Pues dígalo llanamente. No diría ningún disparate ni novedad. Por eso estamos aquí nosotros y por esa discrepancia están ustedes ahí, sobre una tierra que es tan nuestra como de ustedes, aunque sean ustedes los usufructuarios […]. / Yo sé que muchas cosas escritas por mí en las horas aquellas en que se gestaba la sublevación militar les debieron parecer, a los solapados enemigos, cuartillas dignas de matarme o, por lo menos, de llamarme anti-español. Lo que no saben ellos es que lo español no me lo quitaría ni una serie de bautismos franquistas. / No sé lo que habré evolucionado en el exilio. Lo mucho que he aprendido aquí, en México, no creo que haya afectado a lo medular de mi ser. Que vivo la vida de México, su historia artística, y sus problemas generales del día a día, es lo natural. Pero esto no es cambio, es suma. Y una suma como ésta de nosotros, los desterrados, les vendría muy bien a los interrados, a los quedados en tierra26.

38Moreno Villa parece casi justificarse por su interés hacia México, su cultura y su arte, explicando que esto no significa alejarse de España. En un manuscrito a tinta inédito, escrito alrededor de 1950, se lee:

Para los que perdimos la patria original hay situaciones de ánimo bastante curiosas. Dos son las principales. Unas veces nos sentimos como en una isla muy apartada y faltos de todo lo que nos rodeó allá. […] Otras veces, la sensación es opuesta. Nos vemos en compañía de hombres nacidos en el país acogedor. De repente nos asalta el recuerdo de lo de allá y lo rechazamos diciendo: Aquello pasó, la vida me ha puesto aquí, éstos son mis amigos27.

39Hacia el final de su vida, la reflexión sobre su estado de refugiado y sobre su pertenencia a dos patrias distintas se acentúa y sus apuntes están llenos de razonamientos acerca de su vida, balances sobre lo hecho y lo que se podría haber hecho:

Hoy cumplo trece años en México […] No me siento desterrado. Me siento alejado para siempre por mi voluntad o si queréis, por aceptación del destino; pero alejado para siempre desde el día que decidí quedarme. […] Vine viejo, pero he renovado mi vida en estos trece años. He hecho más cosas que en España durante cincuenta. […] Libros, cuadros, conferencias, estudio de un país, de su cultura pasada, de su gente actual. He sumado, me he enriquecido con almas nuevas. Tengo otros amigos y familia28.

40En sus últimos apuntes inéditos Moreno Villa recordará con mucho cariño y nostalgia su patria original y sobre todo su Málaga natal, que siempre constituirá una fuerte atadura sentimental. Por eso en el pasaje anterior insiste en el concepto de “suma”: llegar a México y estudiar su cultura y su gente no quita nada a su españolidad y a su amor por España, más bien añade un aspecto más a su personalidad, que no se podría haber desarrollado de haberse quedado en su país de origen. Es más, el hecho de haberse exiliado en México ha representado un incentivo a su producción cultural, que se ha ampliado gracias a la acogida del Colegio de México y al impulso que esta institución le da. “Yo mismo, de no haber venido a México, no hubiese escrito ciertas páginas de carácter histórico”29 reconoce por ejemplo en uno de sus últimos apuntes en 1954.

41Es evidente que el Colegio de México ha representado para Moreno lo que en Madrid era su “cuarto” de la Residencia de Estudiantes, es decir, un cobijo en el cual poder expresar su arte en todas sus variadas expresiones (poesía, pintura, ensayo, historia, trabajo de archivo…). No es casual que el mismo Moreno vea un parecido entre Cosío Villegas y Alberto Jiménez Fraud, el primer director de la Residencia de Estudiantes: “No es fortuito que Daniel [Cosío Villegas] simpatizara en España con Alberto Jiménez Fraud”30.

42Sin embargo, el Colegio de México representa una etapa más laboriosa y fecunda para el poeta, que, empujado por su gratitud hacia la institución que lo acoge y por la disciplina que le impone el Patronato, convierte el trabajo de un intelectual que hasta el final será español y malagueño en un verdadero “esfuerzo mexicano”.

Bibliographie

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Lida Clara E., La casa de España en México, México, El Colegio de México, 1988.

Lida Clara E. & Matesanz José A., El Colegio de México: una hazaña cultural. 1940-1962, México, El Colegio de México, 1993.

López Aranguren José Luis, “La evolución espiritual de los intelectuales españoles en la emigración”, Cuadernos hispanoamericanos, vol. 38, 1953, p. 123-157.

Moreno Villa José, Expediente José Moreno Villa, Archivo Histórico del Colegio de México, caja 17, carpeta 8.

Moreno Villa José, “Monólogos migratorios. El trasplante humano (4)”, El Nacional, 10 de julio de 1951, p. 3.

Moreno Villa José, “Nuestra evolución”, El Nacional, 5 de julio de 1953, p. 3.

Moreno Villa José, Vida en claro. Autobiografía [1944], Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1976, 2a ed.

Moreno Villa José, Poesías completas, México / Madrid, El Colegio de México / Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 1998.

Moreno Villa José, Medio mundo y otro medio. Memorias escogidas, ed. Humberto Huergo Cardoso, Valencia, Pre-Textos, 2010.

Moreno Villa José, Memoria, ed. Juan Pérez de Ayala, Madrid, Residencia de Estudiantes, 2011.

Segovia Tomás, “Una lección para España”, La razón, 24 de mayo de 2001, p. 24.

Valender James, Genaro Estrada y los intelectuales del exilio español, México, El Colegio de México, 2018.

VV. AA., “Respuesta de los intelectuales españoles en la emigración a José Luis Aranguren”, Cuadernos Americanos, México, año III, vol. LXXVI, no 4, julio-agosto de 1954, p. 80.

Notes

1 Voz en vuelo a su cuna”, 1961, edición póstuma. Cito de José Moreno Villa, Poesías completas, México / Madrid, El Colegio de México / PRE, 1998, p. 493-494. Se trata de un extenso poema dividido en 6 secciones.

2 José Moreno Villa, Vida en claro. Autobiografía [1944], 2a ed., Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1976, p. 234.

3 José Moreno Villa, Vida en claro, op. cit., p. 241.

4 Sobre este tema, véase James Valender, Genaro Estrada y los intelectuales del exilio español, México, El Colegio de México, 2018.

5 Correspondencia José Moreno Villa, Archivo José Moreno Villa (JMV/I/26/I), Residencia de Estudiantes, Madrid; citado en José Moreno Villa, Memoria, ed. Juan Pérez de Ayala, Madrid, Residencia de Estudiantes, 2011, p. 480, n. 121.

6 José Moreno Villa, Vida en claro, op. cit., p. 57. No por casualidad el tema del “cuarto” aparece también en la reseña que el escritor Antonio Muñoz Molina escribe sobre el libro de Memorias de Moreno Villa que se publica en 2012. Antonio Muñoz Molina, “Un cuarto para Moreno Villa”, El País, 7 de enero de 2012.

7 José Moreno Villa, Vida en claro, op. cit., p. 276-277.

8 James Valender, op. cit., p. 41.

9 Clara E. Lida, La casa de España en México, México, El Colegio de México, 1988, p. 47.

10 La casa de España en México, que se convertirá en el Colegio de México, fue galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en abril de 2001, por ser una institución “poseedora de una fecunda trayectoria dedicada al conocimiento y al saber del exilio intelectual español en sus orígenes”: Tomás Segovia, “Una lección para España”, La razón, 24 de mayo de 2001, p. 24. En la misma página se encuentra también otro artículo dedicado al Colegio de México: Héctor Perea, “Reconocimiento a una historia compartida”, y en la página precedente otros comentarios sobre el Premio escritos por Felipe Jiménez, Augusto Monterroso, S. Jarandilla y Andrés Lira, por aquel entonces director del Colegio, quien declara que “El galardón es para los intelectuales españoles en el exilio”.

11 AHCM, “Expediente Arreguín”, citado en Clara E. Lida, La casa de España en México, op. cit., p. 71.

12 Daniel Cosío Villegas, Memorias, México, Joaquín Mortíz, 1976, p. 175.

13 Jesús Bal y Gay, Juan de la Encina, Enrique Díez-Canedo, José Gaos, Ramón Iglesia, José Medina Echevarría, Agustín Millares Carlo, José Moreno Villa, Luis Recaséns Siches, Juan Roura Parella, Adolfo Salazar y Joaquín Xirau (Ver: Clara E. Lida & José A. Matesanz, El Colegio de México: una hazaña cultural. 1940-1962, México, El Colegio de México, 1993, p. 43-44.

14 Cito de José Moreno Villa, Medio mundo y otro medio. Memorias escogidas, ed. Humberto Huergo Cardoso, Valencia, Pre-textos, 2010, p. 122.

15 Ibíd., p. 130.

16 Ibíd., p. 134-135.

17 Ibíd., p. 137.

18 Expediente José Moreno Villa, Archivo Histórico del Colegio de México, caja 17, carpeta 8.

19 Expediente José Moreno Villa, Archivo Histórico del Colegio de México, caja 17, carpeta 8.

20 Ibíd.

21 Humberto Huergo Cardoso, “Introducción”, en José Moreno Villa, Medio Mundo…, op. cit., p. 47.

22 Ibíd., p. 48.

23 José Moreno Villa, “Monólogos migratorios. El trasplante humano (4)”, El Nacional, 10 de julio de 1951, p. 3.

24 José Luis López Aranguren, “La evolución espiritual de los intelectuales españoles en la emigración”, Cuadernos hispanoamericanos, vol. 38, 1953, p. 123-157.

25 Respuesta de los intelectuales españoles en la emigración a José Luis Aranguren”, Cuadernos Americanos, México, año III, vol. LXXVI, no 4, julio-agosto de 1954, p. 80.

26 José Moreno Villa, “Nuestra evolución”, El Nacional, 5 de julio de 1953, p. 3.

27 José Moreno Villa, Memoria, op. cit., p. 675.

28 Ibíd., p. 676.

29 Ibíd., p. 629.

30 Ibíd., p. 412.

Pour citer ce document

Alessia Cassani, « José Moreno Villa en el Colegio de México » dans «  », « Travaux et documents hispaniques », 2020 Licence Creative Commons
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