10 | 2019

Ce volume est composé de deux dossiers thématiques.

Le premier dossier recueille quelques-unes des communications présentées lors des deux journées d’étude « Femmes en mouvement : histoires, conflits, écritures (Pérou, XIXe-XXIe siècles) » qui ont eu lieu le 24 et 25 septembre 2015 au collège d’Espagne et à l’EHESS à Paris. Elles ont été organisées par Lissell Quiróz-Pérez (Université de Rouen Normandie) et Mónica Cárdenas Moreno (Université de La Réunion) avec le soutien d’EA 3656 AMERIBER et de l’UMR 8168 Mondes Américains. Ces travaux, publiés entièrement en espagnol, réfléchissent aux questions suivantes : quel est le rôle de la femme dans l'espace public ? Pourquoi et comment se sont-elles déplacées lors des périodes de crise ? Comment et dans quelles conditions ont-elles survécu à la guerre ? Et d'autre part, en ce qui concerne la littérature : comment a évolué la femme-écrivain ? Quelles ont été les stratégies pour échapper au contrôle patriarcal à travers la fiction ? Quelles sont les formes du langage que racontent les histoires de ces femmes ?

Le second dossier, concernant les aires culturelles hispanique et germanique, reprend six des communications qui ont été présentées au colloque international tenu à l’université de Rouen Normandie les 16 et 17 novembre 2016, sous la direction de Florence Davaille (CÉRÉdI et ERIAC) et avec le soutien d’un comité scientifique composé des professeurs Daniel Laforest (University of Alberta, Canada), Michel Marie (université Sorbonne Nouvelle-Paris 3), Miguel Olmos (université de Rouen Normandie), Yves Roullière (essayiste et traducteur, Paris), Françoise Simonet-Tenant (université de Rouen Normandie) et Jean-Pierre Sirois-Trahan (université Laval, Québec) : http://eriac.univ-rouen.fr/le-createur-et-son-critique-debats-epistolaires-et-diffusion/.

Femmes en mouvement

Clorinda Matto de Turner, una reformadora social. Mujer ángel del hogar y modernidad en Herencia (1895)

Flor Mallqui Bravo


Résumés

Herencia, novela de Clorinda Matto de Turner −una de las intelectuales femeninas más importante dentro de la literatura y el periodismo peruano del siglo xix− representa el sueño utópico que concibe la escritora con relación a la constitución de una nueva clase burguesa mestiza construida a partir de los valores andinos de la sencillez y el trabajo. En este sentido, desde una posición femenina-maternal enuncia que la madre-ángel del hogar es la piedra angular para la reconstrucción de la nación y base de toda regeneración social. De este modo, a través de la conjunción de elementos melodramáticos y el empleo de un lenguaje naturalista, denuncia los males sociales que la clase aristocrática y rentista ha provocado, y la degradación moral en que ha caído debido a su contacto con sujetos marginales, como prostitutas y extranjeros, a quienes considera elementos nocivos que impiden la reconstrucción nacional tras la guerra del Pacífico.

Texte intégral

Introducción

1La literatura peruana de fin de siglo xix estuvo marcada por un cambio gradual en su estructura discursiva. Aunque de forma tardía con relación a otros contextos latinoamericanos, como fue el caso de Argentina, este periodo se caracterizó por la incorporación y adecuación de ciertos preceptos de las corrientes realistas y naturalistas, lo que implicó que se fuera relegando, aunque no eliminando, las particularidades melodramáticas y románticas que caracterizaban a las producciones anteriores. Este acercamiento a dichas tendencias literarias europeas tuvo como propósito primordial instituir a la literatura como una herramienta que coadyuvara a denunciar los problemas sociales que impedían que la nación se fuera insertando paulatinamente en el proceso de modernidad que se vivía en las naciones europeas y en Norteamérica1. Esta gran tarea asignada a la literatura y con la que asumía el papel y la función de reformadora social fue producto de un evento, cuyas repercusiones aún son parte de nuestro presente: la guerra del Pacífico. En efecto, la derrota ante Chile despertó en los intelectuales peruanos el deseo de crear un espacio desde el que pudieran alzar su voz de protesta ante el mal manejo político, social y económico de las élites de poder, siendo el campo intelectual el espacio propicio.

2Tras una época de prosperidad y bonanza económica, fruto del auge de la producción y la exportación del guano de las islas, la guerra con Chile develó la falta de articulación que existía en todos los ámbitos de las esferas públicas peruanas, lo que propició que cundiera, en palabras de Jorge Basadre, “un sentimiento de inferioridad y empequeñecimiento espiritual”2. A esto se suma que durante el periodo bélico, los chilenos construyeron un discurso que representaba al Perú como un país “debilitado, mutilado, exangüe3” y que, además, como afirma Carmen McEvoy, era imaginado a través de la figura de una nación bárbara e incivilizada, a la que había de redimir4; por ello, se criticaba su desorganización política y económica: “El Mercurio publicado el 22 de enero de 1881 […] recordaba a sus lectores que, desde los días de la emancipación, el Perú no había hecho más que ‘agotar su savia en desórdenes’, un hecho que le había valido el renombre de la ‘Sodoma Americana5”. A la par de esta caracterización, la prensa chilena, según la historiadora, desplegó un discurso viril para auto representarse como una nación superior a la de la feminizada nación peruana. Así, Perú y su aliada Bolivia fueron tildadas de “dos infames meretrices6”; y, además, se realizó una “feminización y erotización de Lima”, que tuvo por objeto caracterizar a la capital peruana como “una mujer, débil, humillada y pecadora, en resumen, una criatura inferior que era avasallada por la masculinidad del ejército vencedor7”. Esta feminización sirvió como fundamento discursivo para que los chilenos se imaginaran y se auto representaran como una nación de hombres que encarnaba el poder y que tenía la gran misión civilizadora de reformar al Perú, un país que según ellos se caracterizaba por no tener ningún hábito de trabajo y derrochar de manera exorbitante sus riquezas.

3De esta manera, por un lado, la necesidad de responder y confrontar el discurso misógino chileno y, por otro lado, la necesidad de exponer los problemas que impedían el progreso económico, político y cultural de la nación peruana, crearon las condiciones para recoger las propuestas realistas y naturalistas francesas, por lo que la literatura se convirtió en un poderoso instrumento de análisis científico-social8. Si antes, en la preguerra, la intelectualidad limeña servía, según afirma Francesca Denegri, como gráciles mascotas de quienes detentaban el poder, y como tales, eran inaptos para impugnar el statu quo desde sus obras9”, ahora detentan una voz más combativa que intenta subvertir y mostrar las falencias de ese orden hegemónico establecido. Sin embargo, es necesario indicar que la corriente realista y más aún la naturalista, propugnada por Emilio Zola, tuvo en Latinoamérica, al igual que en la misma Europa, una serie de detractores que criticaban en sus principales exponentes el empleo de recursos lingüísticos que eran considerados procaces y nocivos para los lectores de la época, principalmente las mujeres10. No obstante, pese a esta asociación del naturalismo-realismo con lo disoluto, lo marginal y lo pornográfico, se observa que fueron principalmente mujeres escritoras, como Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera, las que asumieron, aunque no de forma integral, este nuevo discurso literario social, considerado por sus defensores como reformador, combativo, pero también como un discurso netamente asociado a lo masculino. Para estas escritoras, el acercamiento al naturalismo supuso el punto de partida para representar en sus novelas los graves problemas sociales —como la educación religiosa femenina, la concupiscencia y el materialismo— que impedían el proceso de reconstrucción nacional.

4Herencia, última novela de Clorinda Matto de Turner, es un claro ejemplo de este propósito11. Ambientada en Lima de finales de siglo xix, esta obra narra la historia de dos familias que encarnan dos clases sociales con valores morales y económicos distintos: la familia Aguilera, perteneciente a la clase aristocrática en decadencia, y la familia Marín, representante de la nueva clase burguesa. Los ejes centrales en torno al que giran estas dos historias familiares son las hijas, Lucia Marin y Camila Aguilera, quienes son retratadas en la novela a partir de la influencia que ejercen en ellas sus respectivas madres y su entorno social-económico. En este sentido, nos interesa analizar cómo a partir de una posición de autoridad femenina-maternal y a través del empleo de ciertas características naturalistas —principalmente el lenguaje y la teoría de la influencia de la herencia y el clima en el accionar del ser humano— Clorinda Matto establece la importancia del rol de la mujer como madre republicana. De aquí que el sujeto femenino ideal se perfile como aquel que reúne las virtudes necesarias para dirigir un hogar construido bajo los principios de la caridad, la honestidad y la modestia, pues siendo las mujeres el núcleo de una de las instituciones más importante de cada país −la familia− son las únicas con autoridad moral para formar ciudadanos conscientes de la necesidad de un cambio en la estructura y el sistema sociopolítico del país. En este sentido, el discurso mattiano proyecta la figura de la mujer que está detrás del hombre, aquella imagen de ciudadana que respalda y delega en los hombres la acción, pues ella solo debe circunscribirse en el ámbito doméstico.

5De acuerdo con lo expresado, podemos indicar que la adopción de la corriente realista-naturalista en la escritora cusqueña responderá fundamentalmente a dos deseos: el primero, erigir el rol de la mujer-madre como parte activa del proceso de reconstrucción nacional y, el segundo, insertarse en la modernidad a través del empleo de un nuevo estilo literario, que promueve en el escritor un nuevo rol: el de investigador social.

La soñada clase burguesa mattiana

6Desde la escena inicial de Herencia se configura al sujeto femenino como el centro en torno al cual gravitará la trama de la novela. En este sentido, lo que se tratará de demostrar en la tercera novela de Matto de Turner es, como afirma Ana Peluffo, “que la virtud y la tendencia a la promiscuidad femenina se transmiten por línea materna12”. Esta acentuación en la herencia femenina, ya sea social a través de la educación, o biológica a través de la sangre, sirve para constituir la figura de la mujer-madre como un elemento primordial y fundamental para la formación de una nueva clase social. A través de estos dos modelos familiares, los Aguilera y los Marín, la escritora señalará las costumbres y los hábitos perniciosos de la clase alta tradicional y esbozará la que sería la ideal clase burguesa liberal-moderna.

7Se ha discutido mucho sobre si se estableció en el Perú del siglo xix una clase burguesa13; no obstante, se ha llegado al consenso de que, con el auge del guano en la primera mitad de este siglo, surgió una nueva clase social que debió su fortuna principalmente a su participación en actividades económicas que derivaron de la explotación de este recurso natural. En palabras de Jorge Basadre:

El significado que el guano tuvo en la vida social fue principalmente la acentuación del carácter costeño de la vida republicana, la gestación de la bancarrota fiscal después de una rápida bonanza y el encumbramiento de una nueva clase social que se enlazó con parte de la antigua nobleza genealógica14.

8Esta nueva clase emergente comercial-financiera que se erigió gracias al boom guanero distaba mucho del modelo burgués norteamericano o europeo que Clorinda Matto presenta en su novela, pues el sujeto de la primera clase se configuraba a partir de las siguientes características: era blanco, tenía antepasados europeos y su fortuna era obtenida a través de una herencia; por ello, “ser burgués no fue una cuestión individual sino familiar15”. En cambio, la escritora peruana intentó representar, a través de la familia Marín, un modelo de burgués que poseía características que se oponían al del sujeto burgués nacido en la época de la preguerra. Así la nueva clase burguesa debía edificarse sobre la base del mestizaje y del trabajo individual. De aquí que en la novela se formulen los cimientos de un proyecto nacional moderno a partir de la representación de una familia que no es limeña, que tiene una hija mestiza adoptada16, y cuyo jefe de familia, Fernando Marín, se insertaba en la dinámica capitalista a través de su trabajo y no por la obtención de una herencia familiar. En otras palabras, ante la imagen de una nación con clases sociales desarticuladas, Matto desea representar que el Perú sí tiene futuro en el camino a la modernidad si es que emerge una nueva clase resultado de la conjunción de valores andinos-criollos, unión que se llevaría a cabo a través de la adopción de sujetos indígenas, como ocurre en la familia Marín. Sin embargo, podemos entrever, que con esta idea se cumplen dos objetivos paradójicos: por un lado, se armonizan elementos antagónicos (criollo-andino) que separados constituyen una barrera para la formación de una nación homogénea, pero, por otro lado, se propone invisibilizar al sujeto indígena, pues este representa una fractura que atenta contra dicho modelo. En palabras de Cornejo Polar: “La adopción de Margarita y Rosalía [en Aves sin nido] expresa el deseo de una nación homogénea, abarcadora de la disidencia indígena a través de la educación aculturadora de sus miembros, obviamente considerados como menores de edad17”.

9En este sentido, Matto pone en escena a través de Herencia el deseo de armonizar lo indígena y lo criollo a través de una síntesis de culturas; por ello, la mujer representante de esta nueva clase burguesa es una mestiza, Margarita Marín, y no una india, Rosalía, pues esta última representa lo real de la nación peruana: millones de indios diseminados por los andes del Perú, que no se sienten parte de la nación peruana18.

Una reformadora social: la mujer ángel del hogar

10La madre es la base de toda regeneración social” afirmaba Matto de Turner en 1908 cuando se encontraba realizando sus Viajes de recreo por Europa. Esta idea fue una fervorosa convicción, que siempre estuvo latente en sus escritos. Por esta razón, se observa que, dentro de esta proyección de armonización y articulación de la nación peruana, la mujer ocupará un rol fundamental, debido a que será ella la que tendrá la misión de llevar la batuta en la formación de los futuros ciudadanos a quienes modelará con principios distintos a los del sujeto criollo de pre-guerra. En este sentido, el personaje de Lucía Marín, quien encarna el patrón de madre republicana de la familia burguesa anhelada, demuestra virtudes que representan los valores andinos de la caridad y la sencillez (aunque no conozcamos su origen, podemos deducir que según el universo ficcional de Matto, la mujer ideal sería andina o por lo menos que personifique los valores andinos, que son formulados en los personajes indígenas de Aves sin nido) y, además, presenta las características del ángel del hogar victoriano que “debía ser abnegado, discreto y recatado, pero también ligero, adornado y lisonjero, atributos todos ellos que eran considerados entonces específicamente femeninos.”19 Por ello, como afirman Sandra Gilbert y Susan Gubar la mujer ángel “debía convertirse en el refugio sagrado para su esposo de la sangre y el sudor que inevitablemente acompañan ‘una vida de acción significativa’20”.

11Un aspecto que caracteriza a este modelo de burguesa ideal es que dirige un hogar controlado que no se convierte en un espacio de socialización y que no permite la entrada del otro. El personaje de Lucía Marín en Herencia21 no realiza reuniones o soirées donde abre su hogar a los otros sujetos marginados del proyecto nacional mattiano como si lo hace su contraparte Nieves Aguilera, quien realiza una gran fiesta en honor al cumpleaños de su hija mayor. Es aquí donde Camila Aguilera entra en contacto con dos sujetos, que se configuran en la novela, a partir de un lenguaje naturalista, como dos entes peligrosos para este proyecto: la prostituta afrodescendiente Espíritu Cadenas y el inmigrante italiano Aquilino Merlo. La asociación de estos personajes provocará la caída moral y social de la hija de doña Nieves, pues es a causa de la acción celestinesca de Espíritu que Camila se entregará dócilmente a los deseos tanto carnales como de interés económico del italiano.

12Si bien Lucía Marín es representada como una madre que protege a su familia del contacto de estos sujetos construidos marginalmente en la novela; por otro lado, también se configurará como una mujer neutral con las esferas del poder. Esto se puede percibir en el siguiente pasaje −una especie de parangón de la escena con Marcela Yupanqui en Aves sin nido− en el que una mujer desconocida, a punto de suicidarse, entra a la sala de recibo de los Marín y clama por su ayuda: “Ah, digna matrona! Mi nombre no le ha de indicar nada a usted; le soy desconocida en absoluto, y básteme decirle que vengo en nombre de la caridad cristiana a solicitar que usted salve a una familia que… perece… ¡que perecerá!22”. La caridad impulsa a Lucía a ayudar a esta mujer desvalida, así como lo hizo con la india Marcela. El ángel de hogar se establece, entonces, como un ser que socorre a sujetos desamparados y marginales: en el caso de Marcela, por su posición racial; y en el de la mujer desconocida, por su posición económica. Sin embargo, en esta última escena descrita, Lucia Marín no toma la iniciativa de enfrentarse al statu quo para defender al sujeto marginal, como lo hizo en el caso de Marcela Yupanqui, sino que incluso lo justifica cuando la mujer que recurre a ella menciona lo siguiente:

En un país donde la Justicia inspirara los actos del Gobierno, mi marido habría llegado al puesto aduanero más culminante; pero aquí, señora todo se regula por el partidarismo político, los empeños personalísimos, la compadrería; todo eso se sobrepone a la competencia, y la nulidad avanza, sube y sube empujando al mérito hacia el abismo23.

13Ante esta afirmación que denuncia el nepotismo del poder estatal, Lucía responde sin más reproche lo siguiente: “Es que los que dirigen al gobierno también serán engañados24”. Esta escena demuestra claramente cómo este personaje se manifiesta renuente a inmiscuirse o cuestionar el orden político establecido, más aún no culpa al gobierno de esta corrupción, sino lo absuelve a través de la deducción de que quienes lo conforman no saben sobre estas arbitrariedades. Asimismo, para ayudar a esta mujer desvalida no se vale de sus propios medios para auxiliarla, sino que apoyada en los negocios de un sujeto masculino puede ofrecer una solución a su problema:

Pues bien yo tengo un amigo que precisamente necesita un caballero para llevar la contabilidad en un fundo azucarero, en el valle de Ate. El esposo de usted será el que ocupe ese puesto, le respondió –dijo Lucía levantándose, y por su mente cruzaba la idea de que, ofrecer dinero era ofender la aristocracia desventurada25.

14A través de esta posición que se subordina ante el rol femenino impuesto por el orden patriarcal, se distingue que Lucía es representada asumiendo un papel poetizante, pues se configura como un ángel de la caridad cuyo hogar no es “un centro de poder revolucionario26” como sí lo era en la primera novela. ¿A qué se debe este cambio? En este punto es importante mencionar que este personaje femenino ocupa un lugar intermedio dentro de la novela, puesto que, siendo un sujeto subalterno doble, por no ser limeña y por ser mujer, tiene que adaptarse a este nuevo espacio social mimetizando valores y hábitos que no son propios. Es decir, desde su lugar intersticial crea una “defensa contra la angustia a la diferencia27” que encarna ser una mujer que no posee los valores criollos de las damas de la alta sociedad limeña. Un claro ejemplo de esto se distingue en el siguiente pasaje, en el que Margarita Marín, la hija adoptiva, pregunta a Lucía el porqué de los gastos que están realizando para la fiesta a la que asistirán en la casa de la familia Aguilera:

− ¿Pero a qué tanto gasto, mi querida Lucía, para una sola vez? […]. –Es necesario, Margarita mía. Las de Aguilera son personas muy rumbosas, allí estarán las de Bellota, las Mascaro, las Ruetas, las López todas, y si yo condesciendo en que asistas a un baile no ha de ser para que vayas de cualquier modo expuesta al repase de vista que las limeñas usan con las que llegan al salón. Ya me verás también salir de mis hábitos28.

15Siguiendo esta línea representativa, podríamos pensar que Lucía Marín encarna un sujeto contradictorio, pues a la vez que representa los valores de la caridad, la humildad, y la modestia, propios del ángel del hogar, debe asumir igualmente el papel que el círculo social aristocrático limeño le asigna convirtiéndola en un sujeto que debe aparentar una conducta falsa ante la sociedad y ante las propias damas limeñas. Este proceder proyecta en ella un claro deseo: el de ser aceptada por este círculo social urbano. Esta proyección tiene como función hacer invisible la dimensión traumática que ocasiona en Lucía ser un sujeto desempoderado y marginado por las élites limeñas. No obstante, pese a esta contradicción latente y real, propia de la transición que sufre este personaje que se moviliza desde una esfera social rural, y más pequeña, hacia la gran metrópoli, vislumbramos que esta discordancia contribuye en parte al objetivo primordial que se ha propuesto Matto con su novela: recalcar la lucha de un sujeto femenino por mantener sus valores ante la presión de una sociedad limeña que funda sus bases en el consumismo y la ostentación, dos males sociales que son asociados a la familia Aguilera y que serán las causas que provocarán su ruina.

16Cuestión diferente es el caso de Margarita Marín, quien sí representaría cabalmente los valores andinos a través de los que se desea formar a la mujer para que cumpla la función de madre republicana dentro del proyecto mattiano. Esto se debe a que habiendo estado en la capital solo por un tiempo, ella no se ha acriollado como su madre adoptiva, sino que aún conserva la “sencillez rústica” de sus orígenes. Esta actitud queda demostrada en la cita que hemos visto anteriormente, en la que muestra su sorpresa por los gastos que realiza Lucía para que asista a la fiesta de los Aguileras. Además, se siente avergonzada e intimidada por la mirada de los flâneurs: […] notando en aquel momento la presencia de Carlos y Enrique, tiñó de grana sus mejillas ruborizadas de que la hubiesen escuchado semejante observación29”. A esto se suma que Margarita se perfila como un sujeto pudoroso que no entiende las intenciones sexuales del sujeto masculino criollo:

– Te aseguro que ha sido para mí una desilusión la tal serranita; pues hijo, me he manifestado en todas las formas.
– Y yo que he rozado su frente y sus mejillas con mis bigotes, intencionalmente, con deseo.
– ¿Y?
– Como una peña, hijo.
– Como un topo, di, hijo; otra muchacha viva como las nuestras, habríase puesto al garete30.

17Con la expresión “otra muchacha viva como las nuestras, abríase puesto al garate” el sujeto narrador establece una clara diferencia entre la mujer ángel del hogar que propone en su universo discursivo y la mujer criolla limeña representada por la tradición romántica. Como afirma Patricia Oliart, las mujeres criollas que se describen, por ejemplo, en las obras de Palma “saben combinar a la perfección las habilidades seductoras y los argumentos religiosos cuando les conviene, ilusionando a sus pretendientes hasta estar seguras de que eran la pareja apropiada para ellas31”. Ante esta imagen recurrente de la mujer soltera como un sujeto seductor y transgresor que rechazaba la moral sexual que tramita a la mujer con el perfil de un ser recatado y pudoroso, Matto intenta confirmar, a través de la experimentación naturalista, que esa clase de femineidad no es viable para la formación de una nación moderna, ya que su comportamiento se inscribe en un goce que consistía en sentirse libre de la mirada y del dominio del poder patriarcal, característica que obviamente no se alineaba con los valores sobre los que se fundaba la familia modélica mattiana.

18Podemos concluir, entonces, que Margarita se instituye como la mujer modelo para esta nueva clase social, pues es un sujeto que no siente la necesidad de ser aceptada por la élite criolla y además es portadora de los valores andinos que se enlazan con los valores de un hombre criollo, Ernesto Casa-Alta, que pertenece a una clase alta en decadencia, pero que a fuerza de su trabajo individual y de la educación se ha logrado abrir paso en la sociedad limeña32.

Literatura y estudio social

19En la dedicatoria de Herencia, Matto subraya que esta novela es “fruto de sus observaciones sociológicas” y de “su intención de fustigar los males de la sociedad33”. De acuerdo con esta idea, el uso de un leguaje naturalista y fisiológico está justificado, lo que demuestra la intención de la escritora por seguir la máxima general de la época que configura al escritor como un investigador social cuya misión “está concretada á corregir, porque el objetivo es la perfección que obtendrán otras generaciones…34”. Asimismo, se observa, por otro lado, que ella es consciente del cambio del gusto literario de sus potenciales lectores:

El paladar moderno ya no quiere la miel ni las mistelas fraganciosas que gustaban nuestros mayores: opta por la pimienta, la mostaza, los bitters excitantes; y, de igual modo, los lectores del siglo, en su mayoría, no nos leen ya, si les damos el romance hecho con dulces suspiros de brisa y blancos rayos de luna: en cambio, si hayan el correctivo condimentado con morfina, con ajenjo y con todos aquellos amargos repugnantes para las naturalezas perfectas, no sólo nos leen: nos devoran35.

20Se deduce de la cita anterior, que la autora admite su inclinación por el naturalismo, debido a que este es la tendencia literaria en boga en esta etapa finisecular; por esta razón, hace hincapié en el anacronismo del Romanticismo y resalta la relación de la producción realista-naturalista con el mercado. Ahora estos lectores del siglo del progreso se caracterizan por ser sujetos que consumen masivamente objetos que están a la moda —como vestimentas, libros, productos de cuidado personal, etc.— con el fin de identificarse con la modernidad. No obstante, se entrevé en su discurso una visión crítica hacia este nuevo gusto literario. Esto la lleva a distinguir entre los lectores de “naturaleza perfecta”, quienes no necesitan de estos “condimentos repugnantes” para leer una obra moral, de los otros tipos de lectores, por contraste de naturaleza imperfecta, que solo “devoran” las novelas si estas presentan características naturalistas. A pesar de esta paradoja, Matto sabía que a fines del siglo xix el capitalismo era el sistema económico que imperaba en las naciones modernas; en consecuencia, la obra literaria también convergía con esta dinámica de la oferta y la demanda, lo que implicaba la necesidad de escribir de acuerdo a los gustos del lector, quien era el que regía la fama o la caída del escritor36.

21Aparte de la intención de insertarse en esta dinámica mercantil, el uso de un lenguaje naturalista, también tendrá como propósito configurar la contraparte de la mujer ángel del hogar. La antípoda de esta figura es por supuesto Nieves Aguilera, quien se establece como una mujer dominante e independiente que no está supeditada al marido y que no necesita de su opinión para llevar las riendas de su familia. Es en este último aspecto en el que se contrapone con el modelo del ángel del hogar. Si Lucía Marín convierte su hogar en un espacio privado y familiar, Nieves lo trueca en un espacio de sociabilidad intensa en donde conviven la voluptuosidad, el consumismo y la suntuosidad. Si el hogar de los Marín es patriarcal, puesto que Lucía está supeditada en su rol de ángel del hogar a su esposo y, por lo tanto, significa y tiene sentido solo si está al lado de Fernando Marín; en casa de los Aguilera todo gira en torno a Nieves, prototipo de la mujer dominante que representa y detenta el poder. En esta instancia, en la novela se confrontan, aparte de las figuras del ángel del hogar y la mujer dominante, los dos espacios que ellas dirigen. Como afirma Mücke, antes de la guerra del Pacífico “la mujer burguesa” representaba la casa como anfitriona de reuniones, más no como educadora de sus hijos, cuya crianza era relegada a la servidumbre37. Es precisamente esa la imagen que proyecta el espacio que Nieves Aguilera regenta y que queda representada en la fiesta que organiza por motivo del cumpleaños de su primogénita, Camila:

El arte interpretado por Capella Hermanos en los salones de la señora Aguilera, para despertar los sentidos, comenzaba a tomar vida con el simultáneo movimiento de las parejas que llegaban. En algunos minutos más, los bruñidos espejos reproducían el seno y las espaldas desnudas resguardados por escotes de formas tan diversas como la armazón misma del físico de ellas; los róseos torneados brazos, desnudos también, apoyados sobre los hombres masculinos, excitando la codicia por la dureza de las carnes y el brillo de los brazaletes. Se duplicaban en las lunas azogadas, las parejas estrechamente unidas en el baile, pecho a pecho: los alientos confundidos, casi tocándose las frentes y los labios caldeando el cuello en las vertiginosas vueltas del vals38.

22En este pasaje, el narrador construye a través de un lenguaje corporal-naturalista un espacio privado que se hace público al traer los placeres sensoriales que los habitantes limeños buscaban en los espacios exteriores. Más aun este espacio festivo tiene una escena análoga: la fiesta del maestro Pantoja que se realiza en una casa situada en el barrio de debajo del puente. Es evidente que en esta fiesta y en la de los Aguileras existen dos aspectos en común que comparte cada grupo social en decadencia. En primer lugar, en la descripción de ambas celebraciones se emplea un lenguaje que resalta el aspecto corporal-sexual de los invitados que en el caso de la fiesta de los Aguileras es utilizado para describir el “roce de cuerpos” al momento del baile de un primoroso vals; es decir, en este espacio esa mirada primigenia que se vislumbraba en la calle a través del flâneur criollo, se materializa a través del baile en donde todos los cuerpos se rozan y se tocan; mientras que en el callejón de un solo caño, se describe este roce corporal al bailar una zamacueca. En segundo lugar, se menciona el derroche de dinero que ambas fiestas implican. En el caso de los Aguilera, se gasta un dinero que se aparenta tener y que solo está ahí como una pantalla que se sostiene en las hipotecas de los inmuebles heredados por la familia; en el caso de la fiesta de Pantoja, Espíritu Cadenas gasta el dinero que ha recibido por la venta de un cuadro de Velázquez, objeto que es heredado de su antigua patrona cuando ella era una esclava. La acentuación de los excesos morales y económicos de estas dos clases sociales opuestas sirve para constatar y justificar la necesidad del empleo de un discurso naturalista, pues solo a través del uso de un lenguaje corpóreo y descarnado se realzará y se hará visible los elementos que impiden el progreso y la modernidad de la nación peruana.

Conclusiones

23En síntesis, en Herencia, Clorinda Matto de Turner esboza a partir de la representación y contraposición de estos dos tipos de familia los valores y características que deben primar en la conformación de una nueva sociedad moderna. Por lo tanto, lo que se manifiesta en la novela es que el hogar burgués debe mantenerse aislado de la contaminación de los otros sujetos marginados que atentan contra sus principios morales. Ejemplo de esto es el deseo sexual desbordado del inmigrante italiano, que se materializa con la profanación del cuerpo de Camila Aguilera, quien se erige como un chivo expiatorio de esta trifulca social quien, además, podríamos afirmar parafraseando a David Baguley39, es una especie de heroína que cae a pesar de su voluntad de acción, puesto que siente la imposición de los dictados naturales y es presa de un destino inalterable debido a la herencia educacional de la madre y el medio social en el que habita. Por otro lado, la descripción descarnada del inmigrante y del sujeto afroperuano, se debe, como afirma Nouzeilles, a que

El proyecto de mejoramiento de la nación como un todo se convirtió frecuentemente en el imperativo de actuar sobre ciertos grupos de la población que, como los mestizos, los negros, las mujeres y/o los inmigrantes podían supuestamente desestabilizar, por su comportamiento social o económico, el proyecto de modernización […]40.

24La figura de la prostituta Espíritu Cadenas emerge, entonces, como el elemento que contamina un hogar, debido a que fomenta la unión de una criolla en decadencia con un inmigrante, un sujeto representado marginalmente en la novela y que no puede ser copartícipe del progreso social, pues no reúne las características del hombre que se forja una estabilidad económica y social a base de su trabajo. Por el contrario, la unión de Margarita Marín con Ernesto Casa-Alta nos muestra una especie de ficción fundacional41, ya que es a través de este enlace, la de una mestiza con un criollo, que se materializa el deseo de la autora: el establecimiento de una nueva clase social, que se plasma en un paradigma de amor romántico atravesado por nociones particulares de raza y clase. En este sentido, a través de la figura mestiza de Margarita, la escritora concreta una reconciliación fundacional entre lo blanco y lo andino que será el cimiento de la nación moderna, aunque este mestizaje no sea producto de una relación amorosa, sino prohibida42. No obstante, este postulado esconde una realidad inquietante que se plasma en el deseo de velar todo elemento que lo desestabilice, como es el caso del sujeto indígena. Es por esta razón que en Herencia se invisibiliza a Rosalía, la media hermana indígena de Margarita, porque representa un componente que no encaja en la configuración de este nuevo modelo social.

25En suma, Herencia nos permite visibilizar el deseo de Clorinda Matto por construir una nueva perspectiva del accionar femenino, cuya representación si bien es perfilada a través de una figura fantasmagórica impuesta por el poder patriarcal, como lo es el ángel del hogar, oculta tras de sí un único anhelo: presentar a la mujer como un sujeto con una agencia relevante en el proceso de reconstrucción de la nación peruana.

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Notes

1 La visión de la vida moderna, siguiendo a Berman Marshall, se divide en dos planos: el material, que comprende la modernización, entendida como un complejo de estructuras y procesos materiales; y el plano espiritual, que atañe el modernismo, el espíritu puro que evoluciona de acuerdo con sus imperativos artísticos e intelectuales. En el caso peruano de la posguerra, se observa que existe una primacía del primer plano, pues tras la derrota, se intentó mostrar a través del ensalzamiento de obras materiales, como la construcción de puentes y la presencia de ferrocarriles, que el Perú se estaba insertando en la dinámica del progreso capitalista mundial. Asimismo, el consumo masivo de artefactos culturales como libros y vestimentas demostraba este cambio cultural, típico del fin de siglo. Ver Marshall Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, México D.F, Siglo XXI, 2011.

2 Jorge Basadre, Historia de la República del Perú (1822-1933), Lima, El Comercio, 2005, p. 11.

3 María Emma Mannarelli Limpias y modernas. Género, higiene y cultura en la Lima del novecientos, Lima, Ediciones Flora Tristán, 1999, p. 56.

4 “¿Qué ha sido de tu proverbial opulencia, nación peruana? se preguntaba el editorialista de un diario santiaguino a escasas semanas de la ocupación de Lima. Sin sus joyas y envuelta en ‘los harapos de la indigencia’, la república castigada por ‘la diestra del Eterno’, deambulaba con ‘ojos lacrimosos’ y el dolor pintado en ‘su rostro lívido’ en busca de un paliativo para su miseria y para su vergüenza. Fue la Providencia señalaba el escrito, quien escogió a Chile como instrumento para castigar los crímenes de una ‘nación nefanda’ cuyos vicios excedían ampliamente los de la ‘Pentápolis de la Biblia’”. Carmen McEvoy, Guerreros civilizadores. Política, sociedad y cultura en Chile durante la Guerra del Pacífico, Lima, Centro de Estudios Bicentenario, 2011, p. 144.

5 Ibid., p 145.

6 La Juventud, McEvoy, op. cit., p. 147.

7 Mannarelli afirma que aún “a fines del siglo xx, los peruanos recordaban con desazón una de las representaciones que el periodismo chileno había construido de la esencia de los peruanos. Los jóvenes peruanos habían sido descritos por diarios chilenos como enclenques y afeminados y de consagrar su escasa virilidad al goce de los placeres sexuales”, Limpias y modernas, op. cit., p. 56.

8 En su reconocido libro Los hijos de Limo, Octavio Paz señala que la modernidad es una tradición que siempre encarna ruptura y contradicción, puesto que “siempre ha sido aquello que es ajeno y extraño a la tradición reinante, la heterogeneidad que irrumpe en el presente y tuerce su curso en dirección inesperada”. Si bien puede ser contradictorio representar la modernidad como una tradición, Paz utiliza este término para designarla como otra tradición, una que siempre es “polémica y que desaloja a la tradición imperante, cualquiera que esta sea; pero la desaloja sólo para, un instante después, ceder el sitio a otra tradición que, a su vez, es otra manifestación momentánea de la actualidad”. Lo que convierte a la modernidad en tradición, la tradición moderna, es su forma privilegiada: el cambio. La modernidad, entonces, constituye un cambio que se trasluce en una separación de la tradición reinante. En el caso particular de la literatura peruana finisecular, el cambio involucra imaginar a la obra literaria dentro de los conceptos del progreso social y la libertad; de este modo, la libertad temática y la función social de la literatura demuestran el grado de progreso de una nación. Octavio Paz, Los hijos de Limo, Bogotá, Oveja Negra, 1985, p. 20-21.

9 Francesca Denegri, El abanico y la cigarrera: la primera generación de mujeres ilustradas en el Perú, 1860-1895, Lima, IEP-Centro de la Mujer Flora Tristán, 2014, p. 35.

10 Ana Peluffo sostiene que “The act of Reading naturalist novels, particularly if Zola was the author, sexualizes the female subject, erasing all traces of decency and virtue from her body.”, en Ana Peluffo, “The Scandal of Naturalism in Nineteenth Century Peru”, J.P. Spicer-Escalante y Lara Anderson (eds.), Au Naturel: (Re) Reading Hispanic Naturalism, Newcastle upon Tyne, Cambridge Scholars University Publishing, 2010, p. 117-134.

11 Herencia se publicó en 1895 y fue concebida como la continuación de la primera novela de Clorinda Matto, Aves sin nido, pues se prosigue con la historia de la familia Marín ya asentada en la capital, Lima.

12 Ana Peluffo, Lágrimas andinas: Sentimentalismo, género y virtud republicana en Clorinda Matto de Turner, Pittsburgh, Serie Nuevo Siglo, 2005, p. 221.

13 Trabajos como el de Heraclio Bonilla, Guano y burguesía en el Perú (1974), afirman que realmente no existió una burguesía propiamente peruana, debido a la influencia de sectores extranjeros en el surgimiento de esta nueva clase mercantil-financiera. En cambio, otras posturas como la de Ulrich Mücke, Política y burguesía en el Perú. El Partido Civil antes de la guerra con Chile (2010), mencionan que sí hubo una clase burguesa, aunque esta no se estructuró propiamente con las características de su par americano o europeo.

14 Jorge Basadre, Historia de la República del Perú (1822-1933), Lima, El Comercio, 2005, p. 132.

15 Ulrich Mücke, Política y burguesía en el Perú. El Partido Civil antes de la Guerra con Chile, Lima, IFEA-IEP, 2010, p. 58.

16 Margarita Marín es producto de la unión forzada de una mujer indígena, Marcela Yupanqui, y el cura Pascual Vargas, quien es descrito en la primera novela de Matto de la siguiente manera: “Para un observador fisiológico, el conjunto del cura Pascual podía definirse por un nido de sierpes lujuriosas, prontas a despertar al menor ruido causado por la voz de una mujer.” Clorinda Matto Aves sin nido, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1994, p. 11.

17 Antonio Cornejo Polar, Clorinda Matto de Turner, novelista/Estudios sobre Aves sin nido, Índole y Herencia, Lima, CELACP, p. 190.

18 El problema indígena fue ampliamente discutido por el ensayista peruano Manuel González Prada en su célebre Discurso en el Politeama: “No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos i extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico i los Andes; la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la cordillera”. Manuel González Prada, Páginas libres. Horas de lucha, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1985, p. 45.

19 Francesca Denegri, El abanico y la cigarrera: la primera generación de mujeres ilustradas en el Perú, 1860-1895, Lima, IEP-Centro de la Mujer Flora Tristán, 2014, p. 10.

20 Sandra M. Gilbert y Susan Gubar, La loca del desván. La escritora y la imaginación literaria del siglo xix, Madrid, Cátedra, 1998, p. 39.

21 Es en esta última afirmación en donde podemos vislumbrar un punto de diferencia con el personaje de Lucía Marín de Aves sin nido. En Kíllac, Lucía recibe al otro, el indio, en su hogar, escucha sus problemas y sale a defenderlo públicamente al enfrentarse al cura y al gobernador; en cambio, en Herencia este personaje no emite ningún juicio de valor en contra del orden político y económico establecido.

22 Clorinda Matto de Turner, Herencia, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1974, p. 120.

23 Ibid., p. 121.

24 Ibid., p. 121.

25 Ibid., p. 125.

26 Como afirma Francesca Denegri: “Con Aves sin nido, Matto –a partir de los limitados materiales ideológicos con que contaba- desplazó el centro del poder revolucionario, colocándolo, no en la oficina del gobernador, en la corte judicial o el confesionario del cura, sino firmemente dentro del hogar y el lenguaje de las mujeres”, op. cit., p. 239.

27 Homi Bhabha, El lugar de la cultura, Buenos Aires, Manantial, 1994, p. 164.

28 Clorinda Matto de Turner, op. cit.,, p. 36.

29 Ibid., p. 36.

30 Ibid., p. 77.

31 Patricia Oliart, “Poniendo a cada quien en su lugar: estereotipos raciales y sexuales en la Lima del siglo xix”, en Aldo Panfichi y Gonzalo Portocarrero (eds.), Mundos interiores, Lima: 1850-1950, Universidad del Pacífico, 1995, p. 279.

32 Sin embargo, existe un elemento que no permite una consolidación total de esta idea y que hace referencia al medio por el cual entra en escena la fortuna adquirida por Ernesto Casa Alta: la lotería. Este aspecto desencaja, obviamente, con el proyecto que Matto construye de la familia burguesa, cuya fortuna está basada en el trabajo y el esfuerzo individual.

33 Clorinda Matto de Turner, Herencia, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1974, p. 23.

34 Clorinda Matto de Turner, “Editorial”, El Perú Ilustrado, Lima, 14 de febrero de 1891.

35 Clorinda Matto de Turner, Herencia, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1974, p. 24.

36 Esta idea de la mercantilización de las letras fue desarrollada por Matto en una editorial de El Perú Ilustrado: ¿El comercio y el progreso mercantil avasallan á las letras? No. […] El comercio vive de las letras y éstas de aquel. Fijemos la mirada observadora en los pueblos que se nos han adelantado en progreso, y sin excepción alguna hallaremos palpable la popularidad de periódico y la necesidad del AVISO, conviniendo en que fraternalmente unidos, artículo literario y anuncio comercial, como el alma y el cuerpo, van ante el lector, cuándo a solazarlo, cuándo a interesarlo”, Clorinda Matto de Turner, “Editorial”, El Perú Ilustrado, no 126, Lima, 1889.

37 Ulrich Mücke, Política y burguesía en el Perú. El Partido Civil antes de la Guerra con Chile, Lima, IFEA-IEP, 2010, p. 60.

38 Clorinda Matto de Turner, Herencia, Lima, Instituto Nacional de Cultura, 1974, p. 56.

39 David Baguley, Naturalist Fiction: The Entropic Vision, Cambridge University Press, 1990.

40 Gabriela Nouzeilles, “Ficciones paranoicas de fin de siglo: naturalismo argentino y policía médica”, MLN, no 2, marzo 1997, p. 232-252.

41 Según Doris Sommer “El mestizaje era el camino hacia la perdición racial en Europa, pero era la vía hacia la redención en América Latina, una manera de aniquilar la diferencia y construir el sueño profundamente horizontal y fraternal de la identidad nacional. Era un modo de imaginar la nación a través de una historia futura.”, Doris Sommer, Ficciones fundacionales. Las novelas nacionales de América Latina, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 56.

42 Recordemos que Margarita Marín es fruto de la violación de una india, Marcela Yupanqui, por un cura. Ver Aves sin nido.

Pour citer ce document

Flor Mallqui Bravo, « Clorinda Matto de Turner, una reformadora social. Mujer ángel del hogar y modernidad en Herencia (1895) » dans «  », « Travaux et documents hispaniques », n° 10, 2019 Licence Creative Commons
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Quelques mots à propos de :  Flor Mallqui Bravo

Pontificia Universidad Católica del Perú
Flor Mallqui Bravo es magíster en Literatura Hispanoamericana y docente en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Se especializa en literatura e historiografía del siglo xix con un énfasis en literatura de mujeres y relatos de viaje. Es miembro del comité organizador de la Red Interdisciplinaria de Estudios Latinoamericanos RIEL-Perú XIX. Actualmente, está cursando el doctorado en Estudios Ibéricos e Iberoamericanos en la Universidad Bordeaux Montaigne.